Después he empezado a temblar...y tú te has sentado a mi lado...y no has parado hasta conseguir que el mayor de los terremotos sonara frágil como la caída de las hojas en otoño.
Porque me clavas la mirada y siento que el mundo puede explotar...pero no me importa.
Restas la frialdad y divides los temores mientras sumas las poesías y multiplicas la magia...
Y cuando hablas parece que recitas porque cuando recitas, sin darte cuenta tu voz me mira y tus ojos me susurran.
Me da un escalofrío...
después me vuelvo una peonza capaz de bailar entre las calles más oscuras sin que me tiemblen las piernas.
Y tú,en la pared del fondo, haces que el dolor a tu lado suene incluso dulce.
Y así, la vida late al compás de tus dedos resbalando por mi espalda cuando me hago un nudo entre tus brazos...
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